viernes, 27 de abril de 2012

La vida sigue su curso.

Las derrotas suceden en la vida. Eso es un hecho, algo que nos duele y nos atormenta, que nos apresa en una nube de relámpagos y truenos que centellean en nuestra muerte hasta que el amargo recuerdo de la derrota se vuelve turbio y apenas reconocible, oculto en lo más profundo de la parte más turbia de nuestro cerebro. A nadie le gusta perder.
Aunque lo que he dicho anteriormente es cierto, debo aclarar que aunque en la vida haya derrotas, no nos debemos dar por vencidos, y mucho menos darnos por vencidos a causa de que sabemos que es posible encontrar la derrota en alguna de nuestras muchas luchas diarias. Y es que, sencillamente, somos humanos, y nuestra ambición y nuestro orgullo nos empuja a perseguir nuestras metas con ñas, dientes y cuchillos si es necesario. O debería, ya que no todos son capaces de hacerlo, o simplemente prefieren esconderse por el miedo a las heridas (ya sean de la carne o de la mente) que por el contrario no es seguro que aparezcan. Esos son los débiles, y esos son los que tienen que obtener fuerzas, aunque crean que no las haya.
Esta vez, no escribo este texto con intención de criticar la debilidad deliberada y premeditada, sino que vengo aquí, a escribir esto después de mucho tiempo, para animar a aquellos que se sientan sin fuerzas y abatidos, a aquellos que se sientan desamparados e indefensos, impotentes y maltrechos a luchar, a tomar las riendas de sus vidas. La voluntad es la base sobre la que se establecen los cimientos de la vida, e incluso el ser más débil es temible cuando su voluntad aprieta.

jueves, 9 de febrero de 2012

Es fácil.

Hoy en día hay valores que se han perdido o que empiezan a considerarse menos importantes de lo que realmente son, y este es el caso de la sinceridad en el más absoluto de los sentidos, un valor que a medida que pasa el tiempo se va perdiendo.

Prueba de ello es la falsedad en muchas relaciones interpersonales. Esa falsa cordialidad con gente que no es de nuestro agrado, esa sonrisa falsa ante alguien que nos cuenta historias que no nos producen nada salvo aburrimiento e indiferencia, esas mentiras que algunos se inventan para no quedar mal ante una persona. Eso, señores, no es más que falsedad, mentira, y como tal debe erradicarse. ¿Qué más da que piense mal de ti alguien que ni te importa?

Es cierto, como muchos me han dicho, me dicen y me dirán, que el ser humano está obligado a coexistir con otros humanos, como dijo Aristóteles, el hombre es un "animal político" que necesita de la sociedad para vivir, pero eso no implica que tenga que llevarme forzosamente bien con todos. No, eso nunca. Si alguien es objetivo de mi odio, lo es, y no me andaré por las ramas por el simple hecho de que es posible que no sea políticamente correcto. Es simple, no se dirá de mí que soy un sucio y débil mentiroso. Muchos dicen también que es una cuestión de respeto. ¿Respeto? En caso de que exista, éste debe ganarse, pero cada día hay menos pruebas de su existencia a lo largo de la historia. Incluso los que más respetan son irrespetuosos con algo, y si no respeto algo no seré un falso, prefiero ser considerado un sincero irrespetuoso que un falso respetuoso, al menos viviré en paz conmigo mismo, aunque tenga que guerrear con el resto de la humanidad, debilitada a lo largo de la historia del hombre.

Creo que toda esta reflexión debería servir para darnos cuenta de lo poco fiable que es la palabra de un humano al frente si no va acompañada de hechos, y es que por mucho que digan que es cortesía, simplemente es mentira, y eso demuestra que no estoy hablando de sandeces, la sinceridad en sentido más absoluto ya pocos la poseemos, y es una lástima.

sábado, 28 de enero de 2012

Imbéciles.

Típico de muchas personas. Demasiado típico. Quejarse. El problema que muchas personas padecen, y que casi podría considerase enfermedad, es que se quejan cuando no tienen razones para hacerlo. Hay muchos ejemplos a diario, y creo que no es algo que afirmo porque sí o para tener algo que criticar. No, simplemente expongo un hecho y creo que debemos tomar todos conciencia de él.

Digamos que la gente se queja de lo típico: dinero, amor y la vida en general. Eso sí, los que suelen quejarse viven en una casa, duermen siempre bajo un techo (haga frío o calor) comen tres veces al día (o más) y muchos de ellos tienen trabajo estable o aún viven con los padres que los mantienen. En amor suelen quejarse con más o menos razones, pero siempre sin darse cuenta de que alguien junto a ellos les quiere, y que al menos (la mayoría) puede disfrutar de unos amigos. De la vida en general es muy fácil quejarse, pero es indignante y completamente patético hacerlo cuando disfrutas de unos lujos impresionantes y lo que realmente falla es que no vives como deberías vivir, prefiriendo hundirse en una mierda inexistente a flotar en un mar de oportunidades como es la vida. ¿Qué pasa? Es posible que si no luchas un poco o no le pones ganas dando la cara a la vida las cosas no vayan bien, pero ¡coño! ¡LUCHA! ¿O es que tienes miedo? Claro, siempre es más fácil quejarse sin hacer nada, no sea cosa que luchando algo salga bien y ya no haya de que quejarse...y por eso esos imbéciles (como plantea el título) son también débiles.

martes, 20 de diciembre de 2011

Algo de Fantasía

Nació, y ya sabía que era especial. Había nacido bajo el signo del martillo. Fue creciendo y su aprendizaje fue espléndido, tal y como se preveía al ver su gran fuerza de voluntad y su perseverancia. Se hizo diestro en el manejo de las armas, pero no descuidó el intelecto.

Cuando llegó ya a la edad adulta marchó con sus huestes para sembrar su poder, y así lo hizo.Los necios que creían en la mentira, la falsedad y el llanto sucumbieron sin cesar uno tras otro bajo los ejércitos de la verdad. La población lo aclamaba por haber convertido en fuertes a aquellos que supieron vencer las lacras y las debilidades de un mundo al que antes les interesaba la docilidad.

El nombre de este gran hombre era VOLUNTAD.

Mediante una historia de fantasía se puede transmitir mucho, incluso desde un cuento tan corto y probablemente inconcluso y atípico como el anterior. En este caso, sigo defendiendo la voluntad, la verdad y la perseverancia como formas de fuerza, y la mentira, la rendición y la creencia de imposibilidad ante todo lo realizable como la más pura de las debilidades.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Me da igual.

Me da igual donde me lleven mis creencias. Me da igual si alguien pretende repudiarme por ellas. He crecido con dichas creencias y con ellas moriré. La fuerza no se ostenta sólo en los brazos, el coraje es también una de las más importantes herramientas en nuestro haber. Siempre crecemos asustados de aquello que es malo, y sin embargo a pocos se les enseña a combatir lo malo y a enfrentarse al miedo. Eso es cobardía y no tiene nada de positivo.Nací así, con mi carácter, que más de un problema me ha dado, y no renuncio a él. Me da igual que con ello sólo consiga caerme una y otra vez, yo siempre me levanto. Si con mi manera de ser consigo que alguien decida luchar y no rendirse nunca, aunque ello conlleve su odio hacia mi persona, no habrá sido en vano ser quien soy, y podré saber que, como siempre, mi manera de ser y hacer las cosas es desconsiderada, pero con buena intención y al fin y al cabo quien no me quiera a su lado es porque no merece mi presencia a su lado o porque son demasiado débiles como para no sentirse incómodos con mi nunca humilde presencia.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Curioso

Es curioso empeñarse en algo que es, a simple vista, muy difícil de lograr, tanto que casi parece imposible. Sin embargo el humano es ambicioso por naturaleza, siempre quiere más, por eso si no consigue más su vida se estanca y se acaba preso de la tristeza. ¿Y cómo se consigue? con perseverancia, aunque por lo visto, no es suficiente. No me arrepiento de seguir luchando y sin rendirme, a pesar de que me estoy encaminando, casi con total seguridad, a la derrota. Lucho no porque la razón me diga que tengo que luchar, lucho porque nunca pienso rendirme. Mi corazón se niega a aceptar aquello que mi mente ha predicho con lógica. Y si tengo que caer derrotado lo haré, pero con honor, y sacaré del mal trago una experiencia. Puedo parecer un loco, no he dicho que no lo esté. Puedo parecer masoquista, y posiblemente lo soy. Sólo sé que hasta día de hoy mi determinación es inflexible...y así seguirá siendo...Por ella.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Mundo...mundo...

El mundo es un lugar. Un gran lugar, lleno de grandes virtudes tales como la felicidad, la alegría, la valentía, el coraje, la perseverancia, el honor....pero es también un lugar lleno de lacras como la tristeza, el llanto, la cobardía, la rendición....El problema del mundo es la estupidez que en él reina. Seamos sinceros y miremos alrededor. Nos rodea gente estúpida. No en cuanto a conocimientos, no en cuanto a sabiduría se refiere, sino en cuanto a manera de actuar. Gente que se rinde por insignificantes hechos como una ruptura amorosa o cosas de ese estilo. El problema no es que se sientan mal por ello, el problema es su falta de voluntad. Yo no soy actualmente feliz, pero no me rindo. En la voluntad está la virtud. Si tú quieres estar bien, llegará el día en el que lo estarás. Si por el contrario te encierras en tu propio universo te convertirás en un esclavo de tus actos (puesto que no aprenderás a ser feliz) y en un prisionero de tus sentimientos (pues está claro que serán ellos los que te encerrarán en esa prisión de carne y hueso que tenemos por cuerpo). Como bien he dicho antes, la manera para afrontar los problemas son las grandes virtudes. Yo contemplo nueve, puesto que el odinismo así las distingue, que considero son las correctas para afrontar la vida: Honor, coraje, verdad, fidelidad, laboriosidad, confiar en ti, hospitalidad, disciplina y perseverancia. Difíciles de aplicar, pero una buena guía para la vida. Comete errores, pero que sean porque no has sabido más, no porque decidiste que te plantabas. No te conviertas en un estúpido, en un cobarde, sé tú mismo, con fuerza renovada...