viernes, 11 de noviembre de 2011
Y sí, y sí.
Cierto es que hay momentos que desearíamos que cambiaran en nuestras vidas, puesto que en cierto momento nos producen un dolor y un malestar que parecen ser superiores a nuestras fuerzas. Pueden ser momentos de tristeza, de dolor, de enfado...Pero sin embargo, frente a esta situación debo decir que no son completamente vanas. Si se pueden evitar, mejor, puesto que siempre es más fácil vivir sin obstáculos que con ellos, pero sea como sea, hay que tener claro que cualquier problema al que te enfrentes tendrá una enseñanza, negativa si lo afrontaste de manera incorrecta, positiva si lo enfrentaste de manera correcta. Las maneras de enfrentarse a un problema son, por lo general, la valentía y la perseverancia, pues hay que tener el coraje de tomar según que decisiones y la fuerza de voluntad para llegar hasta el final con ellas, sea cual sea el resultado. Si nos enfrentamos a los problemas pensando en la derrota y en la rendición es cuando salimos proyectados y nos devoran, puesto que, en muchos casos, pese a estar inmaculados exteriormente, por dentro las heridas son llagas que no cierran en muchos muchos años, y mucho menos si no se pone voluntad en ello. Todos los momentos en la vida son únicos y desperdiciarlos es básicamente una cobardía y un odio cubiertos por sonrisas, sonrisas que al ser desenmascaradas dejarán entrever las sucias mentiras que en ellas han sido perpetradas.
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